Conozco a Marta desde hace muchos años, y su historia es de esas que te tocan el alma. Hace casi una década, cuando sus hijos, Camila y Óscar, tenían apenas 11 y 10 años, Marta recibió un diagnóstico que nadie esperaba: Párkinson de inicio temprano. Marta, una mujer joven, activa, siempre con una sonrisa y energía para todo, estaba dedicada a su familia, a sus hijos y a una vida llena de proyectos y momentos cotidianos que le traían felicidad. Pero un día, todo eso cambió.
Marta tuvo la fortuna de contar con su marido a su lado en cada momento. Desde el inicio, él estuvo allí, apoyándola incondicionalmente, dándole fuerza y acompañándola en cada consulta, en cada noche difícil, en cada paso que daba hacia el entendimiento de su enfermedad. Juntos, decidieron contarles a sus hijos lo que estaba ocurriendo, aunque no sabían cómo reaccionarían. Marta y su marido temían que el Párkinson se convirtiera en una carga para los niños, o que los llenara de preocupaciones y les quitara parte de su infancia. Pero lo que sucedió superó todas sus expectativas.
Cuando hablaron con Camila y Óscar, explicándoles con palabras sencillas lo que significaba el Párkinson y cómo podría afectar algunas cosas en la vida cotidiana, los niños respondieron con una empatía y una madurez que asombró a todos. Sin vacilar, se volcaron en ayudar a su madre, con una naturalidad que parecía haber estado ahí siempre. Camila, la mayor, comenzó a asumir ciertas tareas en casa, ayudando en la cocina y siempre pendiente de que su madre no se sintiera sobrecargada. Óscar, aunque era un poco más pequeño, se convirtió en el inseparable compañero de Marta, ofreciéndole su ayuda con entusiasmo y, sobre todo, su compañía.
Desde ese momento, fue evidente la actitud positiva de Camila y Óscar. Decidieron que harían de todo para hacerle la vida más fácil a su madre, y desde entonces, su amor y compromiso no han hecho más que crecer. A menudo se turnaban para acompañarla en sus caminatas, haciéndole bromas para que riera y animándola cuando se sentía cansada o incómoda. Parecían saber instintivamente cómo levantarle el ánimo y recordarle que, para ellos, ella siempre sería la misma. Para Camila y Óscar, el Párkinson no era más que una circunstancia en la vida de su madre, algo que enfrentaban juntos en familia.
A medida que pasaron los años, los niños fueron tomando más responsabilidades en casa. Cada uno asumió tareas y las hizo parte de su rutina, no con resignación, sino con amor y alegría. Quien visitara la casa de Marta podía notar el ambiente alegre y positivo que Camila y Óscar lograban mantener, siempre pendientes de que su madre se sintiera arropada y acompañada, y nunca agobiada por la enfermedad.
Hoy, después de casi diez años, Camila y Óscar son jóvenes adultos extraordinarios, estudiosos, trabajadores y responsables. Aceptaron la enfermedad de su madre desde una serenidad y amor únicos, y la han acompañado en cada etapa con una entrega admirable. Hoy son conscientes de que su madre sigue siendo la misma mujer valiente, cariñosa y generosa que siempre han conocido, y el Párkinson no ha cambiado la esencia de quién es.
Lo más especial de esta historia es ver cómo Camila y Óscar han tomado esta experiencia y la han convertido en algo positivo. Aplican en sus propias vidas los valores que Marta y su marido les enseñaron desde pequeños. Ambos poseen una empatía y una sensibilidad únicas. Ayudar a los demás es algo natural para ellos, y siempre están dispuestos a dar una mano o una palabra de aliento a quienes lo necesitan. Para ellos, su madre no es una persona "enferma": es la mujer que les enseñó a vivir con valentía y optimismo, y el Párkinson es solo un detalle, una parte más de la historia de sus vidas.
Hoy, Marta sigue enfrentando al Párkinson con valentía, rodeada de una familia que la adora y que la ve siempre con los ojos del amor. Esto nos recuerda lo que el cariño y la unidad familiar pueden lograr, y lo importante que es la manera en que transmitimos nuestras emociones y actitudes a los hijos. Marta les mostró a Camila y a Óscar cómo vivir con valentía y aceptar que la vida nos presenta desafíos, pero que siempre podemos enfrentarlos juntos.
Así es como Camila y Óscar han crecido: con el ejemplo de una madre fuerte y un marido siempre presente, y con la certeza de que, pase lo que pase, Marta sigue siendo la misma de siempre, por encima de todas las cosas.
Marta, por extraño que suene, eres una de las personas más afortunadas que conozco, y yo, una privilegiada por haberme cruzado en tu vida y conocerte tal y como eres, sin filtros…
Muchos se sorprenderían.
No cambies nunca.
Tu amiga
María J.P.
¡Gracias a ti amiga!
Mis hijos han sido mi gran fuerza para seguir luchando, y la paciencia de mi marido, no tiene precio. No se como habría enfrentado la situación sin ellos, la verdad...
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Comentarios
Brava 👏👏👏
Fenomenal poder contar con la familia!!
Tener El núcleo familiar con un apoyo incondicional es el mayor tesoro de la vida, pero esto solo se logra con amor….. amor infinito.
Marta, eres una mujer maravillosa, tu buen humor, tu carísima , tu corazón enorme que no solo para tu familia sino también para todo el que te rodea ha sido una base importante para afrontar un desafío como este .
Sigue adelante siempre siendo como eres y neverstopmovin❤️#familiamaravillosa#
❤️
Que bonito 👏💕🫶🏻