Cómo nos Autochantajeamos: Rompiendo Nuestras Propias Barreras en el Camino del Párkinson

Publicado el 19 de enero de 2025, 12:00

Enfrentarse a una enfermedad crónica degenerativa es un reto diario, no solo por los síntomas físicos, sino también por las barreras mentales que nosotros mismos creamos. Muchas veces, no es la enfermedad la que nos limita, sino el miedo a fracasar, a hacernos daño o a no estar “a la altura”. Este fenómeno, conocido como “autochantaje emocional”, puede convertirse en uno de los mayores obstáculos para avanzar y vivir con mayor calidad de vida.

El autochantaje emocional: ¿qué es y cómo funciona?

El autochantaje emocional ocurre cuando nos convencemos de que no podemos hacer algo antes incluso de intentarlo. Nos decimos cosas como: “¿Y si me caigo?”, “Seguro que no lo consigo” o “Es mejor no intentarlo, así evito frustrarme”. Aunque estas frases surgen de un instinto de protección, lo que realmente logran es paralizarnos, perpetuando la idea de que somos incapaces.

En el contexto de la enfermedad, esto puede manifestarse como evitar ejercicios físicos por miedo a perder el equilibrio, dejar de socializar por temor a mostrarse vulnerable o incluso negarse a probar nuevas terapias porque “podrían no funcionar”. Cada una de estas decisiones, aunque parecen pequeñas, puede acumularse, limitando nuestras opciones y afectando nuestra calidad de vida.

El poder de intentarlo: solo así descubrimos de lo que somos capaces

La única forma de romper este ciclo es enfrentarnos a esos miedos y probar. Aunque el resultado pueda ser incierto, cada pequeño éxito que logramos tiene un efecto acumulativo, generando motivación para continuar.

Por ejemplo, un estudio realizado por la Universidad de Colorado en 2020 investigó los efectos de la actividad física en pacientes con Párkinson. Se descubrió que aquellos que practicaban ejercicios aeróbicos de manera regular, a pesar de los temores iniciales, no solo mejoraron su movilidad, sino también su confianza y bienestar emocional.

Este principio también se aplica más allá de lo físico. Por ejemplo, alguien que teme hablar en público debido a los temblores o rigidez puede empezar haciéndolo en pequeños entornos seguros. Una vez que se da el primer paso, muchas veces el miedo disminuye, abriendo la puerta a más oportunidades.

Ejemplos de autochantaje y cómo enfrentarlos

“No puedo hacer ejercicio porque podría caerme”: En lugar de evitar por completo la actividad, prueba con ejercicios supervisados o en el agua, por ejemplo. Esto reduce el riesgo y construye confianza.

“Mejor no salgo, no quiero que los demás vean mis síntomas”: Enfrentar este miedo puede empezar con pequeñas salidas en compañía de alguien de confianza. Con el tiempo, podrás disfrutar de momentos fuera sin preocuparte tanto de lo que piensen los demás.

“Las terapias nuevas son una pérdida de tiempo”: Aunque no todas las opciones serán efectivas para todos, muchas veces vale la pena intentar con la guía de un profesional. Cada prueba es un paso hacia encontrar lo que funciona para ti.

Cómo motivarte a dar el primer paso:

Establece pequeñas metas: En lugar de pensar en grandes cambios, enfócate en objetivos alcanzables. Por ejemplo, caminar cinco minutos al día o practicar una postura de yoga.

Rodéate de apoyo: Busca comunidades o grupos de apoyo. Ver que otros se enfrentan a retos similares y los superan puede ser de gran ayuda.

Celebra cada logro: Cada pequeño avance cuenta. Reconoce tus esfuerzos, incluso si el progreso parece lento.

Probar es la única manera de saber de lo que realmente somos capaces. Puede que no siempre logremos el éxito en el primer intento, pero cada paso nos acerca más a nuestras metas y refuerza nuestra confianza. En lugar de ceder al autochantaje, intentemos desafiarlo, recordando que somos mucho más fuertes y capaces de lo que a veces creemos. 

 

...Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante, no hay camino, sino estelas en la mar.

— Antonio Machado

Añadir comentario

Comentarios

sonia
hace 3 meses

Es cierto nosotros mismos nos chantajeamos a mi me daba y me da miedo salir donde hay mucha gente por si se me nota el temblor del brazo o la pierna y poco a poco hay que dejar de hacernos estos pequeños chantajes. Buen post

Maria jose
hace 3 meses

Es más fácil buscar una excusa que ponerte hacer deporte, pero los beneficios son tan grandes que quien se engancha, ya no para. cuando notas todo lo que te aporta siempre sacas un hueco de donde sea para practicarlo. Fantástico Blog.